lunes, 30 de mayo de 2011

EXPOSICIONES GRUPALES: ENTORNOS CARCELARIOS_ 18/05/2011 Y 25/05/2011

Las exposiciones grupales de esta asignatura están llegando a su fin y los entornos carcelarios han tenido su papel protagonista durante las últimas semanas. Dos han sido los grupos que han trabajado esta temática y es por ello por lo que realizaré una entrada conjunta que comprenda a ambas. Antes de adentrarme en las mismas, he de decir que me enfrenté a ellas desde el desconocimiento que ello me causa, ya que apenas tengo información de lo que en el mismo se realiza desde el punto de vista educativo.


La sociedad en sí alberga multitud de estereotipos y prejuicios sobre las cárceles y es en ella donde las compañeras hicieron hincapié al comienzo de la sesión. ¿Qué pensamos de una persona carcelaria? Fue su propuesta. Lo cierto es que éste se configura como un ámbito más de actuación por parte de los educadores sociales, puesto que para la reinserción social del preso/a es necesaria realizar una intervención social. Por tanto, es otro colectivo a tener en cuenta como objeto de intervención por parte de los profesionales ya mencionados y como tal se encuadra dentro de los parámetros de esta asignatura.


¿Qué puede decirse acerca de las cárceles? Por parte de las expositoras comentaron que se constituyen como modo de proteger a la sociedad de elementos peligrosos, disuaden a quienes pretendan quebrantar la ley, pero lo que más atañe a nuestra futura profesión es la reeducación para la reinserción social, haciendo especial referencia a la Ley 1/1979 de 26 de septiembre, cuyo artículo 1 señala, Las instituciones penitenciarias reguladas en la presente Ley tienen como fin primordial la reeducación y la reinserción social de los sentenciados a penas y medidas penales privativas de libertad, así como la retención y custodia de detenidos, presos y penados.


http://noticias.juridicas.com/base_datos/Penal/lo1-1979.tp.html


Principalmente el colectivo de personas presidiarias está formada en un 80 % por drogodependientes, y es en ello en lo cual se centró específicamente una de las exposiciones y que posteriormente describiré. También es destacada la presencia de personas inmigrantes y enfermos mentales. Algunas son las teorías que señalan la tendencia a desempeñar una conducta socialmente no aceptada y entre ellas podemos encontrar aquella que sugiere que hay cierta predisposición en la persona por incumplir la norma establecida (´asociación diferencial´).


Los principales problemas que podemos encontrar en los entornos carcelarios son la masificación, los robos, la violencia entre iguales o el tráfico de drogas. Con ésta última señalada enlazo con lo que algunas compañeras trabajaron, contando para ello con la figura de profesionales e incluso con personas que se encuentran insertos en este mundo o intentan salir de este mundo (drogadicción)


Como ya comento, gran parte de la población presidiaria lo es por motivos relacionados con las drogas, sujetos con unas características muy concretas: nivel socioeconómico medio-bajo, insuficiencia de conocimientos, principalmente varones y con niveles de estudio bajo. Las consecuencias que de ello se derivan son la inadaptación en su medio, la influencia en sus relaciones personales, alteraciones en la personalidad o el surgimiento constante de estados de ansiedad. Todas estas circunstancias conllevan la necesidad de intervenir educativamente con el individuo con el fin de reconducir su vida, darle una nueva orientación en el que se imponga un nuevo estilo de vida más saludable. En los centros penitenciarios prácticamente toda acción que pueda llevarse está muy condicionada y la masificación impide un buen tratamiento del usuario. Es en ello donde entra en juego el internamiento en las Comunidades Terapéuticas, medida dirigida a personas que padezcan anomalías o alteraciones psíquicas, dependencia a bebidas alcohólicas, drogas o sustancias psicotrópicas, o padezcan alteraciones graves de la percepción de la realidad y no puedan ser tratados en su entorno de forma ambulatoria. En estos centros se realizará una atención educativa especializada y un tratamiento específico tendentes a superar estos estados de dependencia o anomalías. Esta medida podrá aplicarse sola o como complemento de otra medida de las previstas en el catálogo.


Fuente: temario asignatura “Servicios Sociales Básicos y Especializados”.



Precisamente profesionales y usuarios de un centro de estas características asistieron el pasado miércoles a clase, invitados por las compañeras que exponían el tema. La directora del mismo en unas de sus intervenciones recogía que los usuarios no consideraban las drogas como el origen de todos sus problemas. Algunas de las actuaciones que llevan a cabo para tratar de reducir los efectos que ésta provoca son la medicación, y es por ello por lo que cuentan con profesionales que se dedican a estas funciones (área médica), del mismo modo que tambien es visible la existencia de otros que trabajan en otras áreas (social, psicológica, educativa y laboral)



La experiencia en el sector le otorga la posibilidad de mostrar sus impresiones sobre el funcionamiento de estos centros, a los cuales se accede ya sea personalmente por iniciativa propia o por derivación de centro penitenciarios, los cuales le permiten al preso el cumplimiento de condena en los mismos. La estancia en los mismos no suele sobrepasar los seis meses y por lo general tienen éxito las intervenciones que se llevan a cabo. No obstante, ello no siempre ocurre y en gran medida influye la falta de voluntad del usuario para tratar de superar la situación en la cual se encuentra.



A raíz de los testimonios de los tres usuarios del centro, lo cierto es que sí éstos así lo desean, el tratar de adaptar nuevos estilos de vida es posible, como así atestiguaron. Algo destacado también de sus aportaciones fue la consideración de que la cárcel no reinserta y que a pesar de los avances en los últimos tiempos, en los entornos carcelarios no se dan las condiciones suficientes para facilitar una reincorporación de la persona a la sociedad. Sí apuestan por la inserción en centros como en los que ellos se encuentran y sobre todo por la presencia de profesionales especialmente preparados y motivados para emprender acciones como las que en este ámbito se requieren.



Destacar también del testimonio de estas personas el carácter variopinto de los factores que conllevan la creación de una dependencia a alguna sustancia, como puede ser la cocaína o el alcohol. En gran parte de sus discursos manifestaron la sensación de soledad, de sujeto aislado del mundo en el que se veían inmersos. El debilitamiento e incluso la desaparición de la redes familiares les llevan a afrontar el mundo en solitario, apoderándose en ellos la desconfianza hacia aquel que intente prestarle su ayuda, sumiéndose constantemente en un continuo circulo vicioso, en el que mayormente, únicamente con el asesoramiento de profesionales, le permiten atajar un camino alternativo.



Otros centros citados a lo largo de las exposiciones son los Centros de Inserción Social (CIS), son establecimientos penitenciarios destinados al cumplimiento tanto de las penas privativas de libertad en régimen abierto como de las penas no privativas de libertad establecidas en la legislación vigente y cuya ejecución se atribuye a la Administración Penitenciaria. Así mismo, se realiza desde los CIS el seguimiento de los liberados condicionales. Su actividad va encaminada a facilitar la inserción social y familiar de los internos, contrarrestando los efectos nocivos del internamiento y favoreciendo los vínculos sociales. Para el cumplimiento de sus fines, los CIS cuentan con un equipo de profesionales que desarrollan la actividad penitenciaria y los programas de tratamiento destinados a favorecer la incorporación social de las personas que en ellos residen. Este equipo de profesionales se corresponde con una Relación de Puestos de Trabajo (RPT) específica para cada CIS



http://www.institucionpenitenciaria.es/web/portal/cumplimientoMedioAbierto/centrosInsercionSocial.html



En el siguiente enlace podrán conocer una de las actividades que se desarrollan en un centro penitenciario, orientadas a facilitar al preso su reinserción social.


http://www.elmundo.es/elmundo/2011/02/01/andalucia/1296591880.html



Otros temas de debate en la clase fue la posibilidad de que las madres presas con niños a su cargo puedan cumplir condena junto a sus hijos en la cárcel. Esta es la reglamentación que estudiamos el pasado año en “Servicios Sociales Básicos y Especializados”,


Atención a niños hijos de madres internas


La normativa penitenciaria vigente establece que las internas podrán tener en su compañía a los hijos que no hayan alcanzado los tres años de edad, siempre que acrediten debidamente su filiación.


En este sentido, el artículo 178 concreta que la Administración Penitenciaria dispondrá para los menores y sus madres de Unidades de Madres, unidades en las que existan especialistas de educación infantil, los menores tendrán cubierta la asistencia médica de un pediatra.


En concreto, la atención a los niños se agrupa en torno a tres ejes fundamentales:


- Educativo, potenciando la asistencia a las escuelas infantiles del propio centro y, para los niños de dos años, su escolarización en las escuelas infantiles de la red pública.


- Desarrollo integral atendiendo sus necesidades físicas, sanitarias y de todo tipo.


- Social que consiste en el conjunto de actuaciones encaminadas a compensar el déficit socio familiar y a prevenir e intervenir ante situaciones de riesgo para el menor.



Personalmente y teniendo en cuenta los diversos seminarios y temario de esta asignatura (referidos mayormente a infancia y familia), mi impresión al respecto es que se debe estudiar pormenorizadamente la situación para tomar una decisión. Es cierto que, como ya tantas veces se ha comentado, el apego del niño hacia sus padres es vital para un buen proceso de socialización de éste, pero, ¿es la cárcel un entorno favorable para ello? Sinceramente, lo dudo, es más, en su caso, el niño debe tener un seguimiento continuo y muy cercano, algo que no obstante, no estoy en disposición de asegurar dado mi desconocimiento de la realidad del tema. No obstante, mi postura va más allá de criar al niño en un entorno carcelario. Me posicionaría, en caso de que fuera posible, por optar por el acogimiento del menor en la familia extensa hasta que la madre cumpla condena. Ello se podría complementar con visitas periódicas del menor a su progenitora. De este modo no se romperían los lazos, vínculos entre ambos e igualmente el crio/a tendría la posibilidad de vivir en un entorno normalizado. Creo que ello beneficia considerablemente al menor en un intento de evitar que posibles episodios desagradables que pudieran ocurrir en la cárcel repercutan negativamente en su desarrollo. Al menos esa es mi impresión.



La última parte de esta entrada quisiera destinarla para describir las funciones e importancia que el educador social adquiere en este ámbito. Aunque ambas exposiciones han girado sobre la misma temática, no obstante, cada una de ellas ha señalado el perfil del educador social en dos sectores de actuación diferentes: en la propia cárcel y en centros alternativos a la misma, como ha sido la Comunidad Terapéutica ya citada. Vayamos pues por parte.



FUNCIONES DEL EDUCADOR/A SOCIAL EN CENTROS PENITENCIARIOS.



Las compañeras señalaron las siguientes:


- Coordinación y seguimiento de los presos en su última etapa de su condena.


- Expedientes personales.


- Trabajo con los grupos en los diversos temas.


- Función socializadora. “Desaprender lo aprendido”.



Para llevar a cabo estas funciones se requiere de:


· Escucha.


· Capacidad para saber lo que te están diciendo.


· Tener conocimientos de psicología.


· Capacidad de discernimiento.



Así, a simple vista parece el cartel informativo sobre un puesto de trabajo de este profesional aquí en este ámbito, pero nada más lejos de la realidad puesto que no existe ningún decreto que obligue a la existencia de éstos en centros penitenciarios (sí está presente el trabajador/a social). Parece difícil creer que para emprender labores de reinserción social no sea necesaria la existencia de un educador/a social, pero la realidad de esta profesión es tal. Muy poco reconocida y valorada, el hecho de que esté insuficientemente protegida provoca que otros perfiles profesionales puedan realizar sus funciones, aún sin la cualificación necesaria para ello.



A pesar de todo, es especialmente satisfactorio conocer el papel que por ejemplo, el educador social realiza en una Comunidad Terapéutica, como la que tuvimos la oportunidad de conocer.



FUNCIONES DEL EDUCADOR/A SOCIAL EN UNA COMUNIDAD TERAPÉUTICA.



En la misma, el educador social es casi la figura profesional más importante del centro. Sobre él gira básicamente el funcionamiento del mismo, y como comentó la directora, su despacho se encuentra en un lugar estratégico principalmente para destacar su importancia en el entorno del mismo, su columna vertebral. Pero no solo ello, cuantas palabras de agradecimiento para una persona que, a raíz de los comentarios hacia él se encuentra perfectamente capacitada para cumplir sus labores. “A veces pienso que como es posible que me paguen por el trabajo que hago” llegó a comentar en clara referencia a la satisfacción que le producía el desempeñar sus tareas.



En propias palabras del invitado sus funciones son elaboración de informes, sobre todo en horario de mañana, y la realización de actividades educativas. Esa son al menos las básicas ya que, según nos contó, toda propuesta imaginativa que se le ocurriese y que beneficiara a los usuarios, trataba de llevarla a la práctica.



Destacar también de su discurso la capacidad y flexibilidad de la cual ha de gozar este profesional. No se debe “encasillar” en unos parámetros, ha de estar abierto a cualquier propuesta, mostrarse cercano (imprescindible contar con la participación de los usuarios) y tratar de amoldarse a los cambios habidos en el grupo. Esas son al menos las cualidades que el mismo destacó y que como siempre destaco cuando un profesional en activo nos visita, trato de incorporarlos a esa mochila que llevaremos siempre a cuesta y que cada vez se encuentra más llena. No hay mejor recompensa que sentirse satisfecho con tu trabajo, que sepan valorarlo y que seas consciente de que con tu ayuda facilitas que una persona trate de salir de su actual situación.



Una vez analizado y reflexionado aquellos aspectos que a mi juicio me han resultado especialmente importantes destacar, a continuación expresaré mis conclusiones y opinión al respecto.


Como cualquier prejuicio o estereotipo que tengamos, ello no obedece más que a la falta de información que sobre un tema poseamos. En el caso de las prisiones no lo es menos. No olvidemos que a ella acuden aquellos que alguna vez han ido en contra de las normas y tras ser sancionados se encuentran allí. Precisamente de esta consideración se deriva también la percepción negativa que se tiende a tener de una persona que en alguna vez en su vida fue preso. Además, a ello se le suma el hecho de que, sobretodo los medios, siempre traten de mostrar la cara A de las cárceles y no la B la de aquellas personas que por determinadas circunstancias le ha acarreado su ingreso en prisión, pero que con ayuda de profesionales tratan de dar un vuelco a sus vidas.


Pero no olvidemos que no todos los delitos son de la misma magnitud. Entre los más graves los asesinatos; entre los menos, posibles hurtos o delitos leves. En muchas ocasiones con la inserción en centros penitenciarios de personas con pequeños delitos, éstos ven drásticamente mermada su vida, puesto que solo el hecho de ser preso provoca un fuerte estigma social e incluso puede verse influenciado por otros factores negativos del entorno carcelario. Por ello también soy partidario de la subdivisión de los módulos en la cárcel en función de la gravedad del delito. Es aquí donde también podría tener especialmente relevancia aquellos centros alternativos, como es el caso de la Comunidad Terapéutica. Eso sí, hablo únicamente de actos delictivos en grado leve, puesto que una persona cuya condena sobrepasa un número importante de años, como tal, merece su sanción, pudiendo llevar a cabo durante su correspondiente tiempo toda actividad oportuna para una futura reinserción social..


Es evidente que como futuro profesional de lo social, creo firmemente en la reinserción, pero tampoco he de olvidar que una persona que delinque merece su respectiva sanción, en mayor o menor magnitud en función de la gravedad de los actos cometidos, pero su recapacitación y reorientación a su modo de actuar requiere de una reflexión. Claro que una persona tiene derecho a una segunda oportunidad, es de justicia, pero recordemos que ésta lo es también para la víctima… que como tal, requiere que aquel cumpla su oportuno castigo.


También debemos comentar como se pretende que la sociedad crea en la reinserción de los presos ¿pero se efectúan medidas y actuaciones que haga creer en ello? Las personas tienden a crearse una opinión en función de los hechos, y éstos determinan que en un porcentaje alto las personas vuelven a delinquir una vez abandonada la prisión. Los datos son contundentes, no esperemos convencer a las personas con palabras, sino con hechos. Se urgen unas medidas determinadas, en caso contrario, en poco o nada va a cambiar la actual percepción social. Personalmente considero esencial un proceso de sensibilización social, pero no esperemos que el cambio sea de un día para otro, como proceso que es, conlleva un tiempo determinado para ello. Pero, reitero, también hay que demostrar esta postura (reinserción) con hechos, está visto y comprobado que los actuales medios no funcionan. Quizás las herramientas que se utilizan no sean las oportunas, se requieren pues cambios y la presencia de un número importante de profesionales es necesario para cubrir la atención de la población presa, pues es muchas ocasiones la escasez de éstos imposibilitan una atención individualizada de la persona o grupo. Incluso los invitados a clase señalaron como, a pesar de los avances, aún es muy difícil pensar que en los centros penitenciarios pueda facilitarse la reinserción social del individuo, principalmente por las causas ya descritas.


Pero claro nos encontramos con el problema de la masificación, por lo que quizás las directrices han de orientarse hacia otras actuaciones: la prevención, que se postula actualmente como la única solución al problema. Atajando los posibles problemas desde la raíz es como mejor podemos evitarlos, pero para ello se necesitan herramientas, técnicos, medios, intencionalidad… ¿se está dispuesto a destinar esfuerzos para ello?

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