domingo, 1 de mayo de 2011

EXPOSICIÓN GRUPAL: SALUD MENTAL_06/04/2011



La exposición llevada a cabo por Clara, Cristina y Esperanza J.G. resultó novedosa e interesante, ya que trataron una temática de la que poco se conoce y sobre la que giran multitud de estereotipos. Precisamente con este asunto dieron comienzo a la sesión, mostrando imágenes y escenas de algunas películas del panorama cinematográfico, tales como “Shuttle Island” o “El intercambio”. Es bien sabido la importancia extrema que los individuos otorgamos a todo lo que se derive de los mass media, y si éstos no cesan de ofrecer imágenes mitificadas de la realidad, el resultado no es más que la obtención de una representación distorsionada de ésta. Así, por ejemplo, en la primera de la películas citadas, nos sumerge en un centro de atención a salud mental, pero lo hacen de una manera que provoca miedo, incertidumbre, acompañándose con ello de una banda sonora que ayuda a crearnos esa sensación; en el caso de la segunda, se llevan a cabo tratamientos inhumanos con una paciente que, sin padecer trastornos, la incitan a creer que verdaderamente tiene una enfermedad mental. Igualmente podemos apreciar dicha situación en la prensa, la televisión o Internet, los cuales suelen resaltar únicamente hechos violentos, desagradables, ocurridos a un paciente. Con ello se fomenta aún más el estigma y el rechazo.



Las mismas superproducciones citadas anteriormente nos van servir de ejemplo para adentrarnos en la evolución histórica del tratamiento de estas enfermedades. De este modo podemos apreciar como los manicomios eran las únicas instituciones que atendían a los enfermos mentales, situándose éstas en lugares de la periferia urbana y albergando a personas consideradas no válidas para la vida en sociedad. Ni que decir tiene que su único fin era la corrección social. A todo este cúmulo de circunstancias se unía el hecho de gozar con escasa investigación médica, por tanto y dada la ignorancia en este terreno, a ellos accedían toda persona que se creyera conveniente su ingreso. Era pues por tanto “un cajón de sastre”.



No obstante, a pesar de todo pueden ser catalogados como las primeras instituciones de atención a la pobreza, así como el germen del trabajo social y de la actividad propia de los trabajadores sociales. Todo da un giro drástico tras la II Guerra Mundial, cuando da comienzo un proceso de transición que culminará con la reforma psiquiátrica en la década de los ochenta del siglo pasado. Su principal acometido era desmantelar el sistema tradicional, optar por un modelo más cercano a la sociedad y utilizar terapias acordes a la atención de los pacientes.



En cuanto a la terminología y conceptos, señalar el de enfermedad mental, entendido como un conjunto de trastornos mentales. Dado que engloba a una gran cantidad de ellos, resulta muy difícil realizar una definición que los englobe a todos, aunque si podemos destacar que sus principales diferencias radican en los síntomas. Afecta a cualquier persona, independientemente de su clase social y pese a que no hay cura, sí que pueden aliviarse los efectos a través de tratamientos sanitarios y sociales.



Aunque como ya se comenta son muchos los trastornos existentes, la exposición se destinó básicamente a la esquizofrenia, considerada la más común. Todo hemos oído hablar sobre ella, pero ¿qué es realmente? La esquizofrenia es un trastorno complejo en el que existe una desconexión con la realidad, al menos parcial, es decir, se produce un proceso psicótico. Con frecuencia pueden aparecer trastornos caracterizados por la distorsión de la percepción (ilusiones o alucinaciones), pensamientos alterados en contenido y curso (delirios, megalomanía, enlentecimiento de pensamientos, ideas bizarras) y emociones apagadas o inadecuadas al contexto (cambios bruscos del ánimo, embotamiento afectivo, aislamiento o desconexión con lo que le rodea). En algunos casos el paciente puede llegar a creer que sus pensamientos y actos más íntimos son conocidos por los demás, que es el centro de todo lo que ocurre lo que le hace sentirse 'invadido'. Aunque existen diferentes tipos como la paranoide, la hebefrénica, la catatónica, la residual y la indiferenciada, la más común es la primera, entre cuyos síntomas se destacan las ideas delirantes, autolesiones, trastornos de la personalidad…oyen voces ajenas que al provocarles alucinaciones, los sumergen en un estado de angustia y temor.



Abarca el 1 % de la población mundial y en España, más de 400.000 personas han sido diagnosticadas de esquizofrenia, y cada año aparecen entre 18.000 y 24.000 nuevos casos (el 3% de la población española padece una enfermedad mental grave, según la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental). Afecta por igual a ambos sexos y es una de las enfermedades que produce mayor temor y rechazo social, principalmente por el trato marginal que se le daba hace unas décadas y donde existía cierta tendencia a la ocultación de la misma. Pero qué pensarían si les hablo de Beethoven, por ejemplo, que padecía un trastorno bipolar y sin embargo, es considerado como una de los genios de la música…



Suele hacer su aparición con brotes en la adolescencia o a comienzos de la edad adulta y pese a que los factores de riesgo pueden ser de carácter individual, genético, familiar, económico, social o ambiental (alteración química del cerebro, infecciones por virus, complicaciones en el parto o alteraciones en la forma y el funcionamiento del cerebro), parece ser que la predisposición genética es uno de los aspectos más incidentes.



Aparece de forma inespecífica y progresiva, por lo que pese a que surge de forma diferente en cada persona, por lo que general, los síntomas que suelen presentar se clasifican en positivos y negativos. Nos detendremos en ellos a continuación.



- Síntomas positivos.



· Ideas delirantes: la persona cree firmemente en algo que no existe o no ocurre en la realidad




· Alucinaciones: son percepciones sensoriales imaginarias. Pueden escuchar voces que consideran reales y conversar con ellas. En otras ocasiones ven cosas o personas que les dan órdenes, aunque esto es menos frecuente.




· Agitación psicomotriz: se produce un considerable aumento de los movimientos corporales mostrándose inquietos y sin poder dominar el entorno.




· Trastornos del pensamiento: su forma de pensar cambia y les puede resultar complicado mantener una conversación por el contenido de sus pensamientos o por la forma en que los estructuran. Su discurso puede llegar a ser incomprensible.




- Síntomas negativos.




· Aplanamiento o embotamiento Afectivo: puede impedir que la persona manifieste sus emociones y no respondan a lo que tiene a su alrededor. Su tono de voz, su expresión facial y los gestos de su cuerpo no reaccionan ante acontecimientos tristes o alegres o lo hacen de forma inadecuada.




· Disminución de la motivación y pérdida de vitalidad: Incluso pueden llegar a olvidar cómo hacer ciertas cosas, despreocupación por el entorno...




· Comunicación limitada: estas personas tienden a reducir mucho su grupo de amigos, el trato con los demás suele ser superficial e incluso llegan a aislarse completamente.




· Pobreza de pensamiento: algunas personas con esquizofrenia hablan poco y contestan de forma muy breve a las preguntas, ante su reducida contenido de pensamiento.




A raíz de ello, como comentaron las compañeras, las principales características psicosociales que pueden presentar las personas con esquizofrenia son:




- Baja autoestima.




- Inseguridad.




- Aislamiento.




- Poca concentración.




- Baja capacidad autocrítica.




Su diagnóstico suele ser muy complejo, además no se contabilizan pruebas de laboratorios específicas. En general, se utilizan por parte del personal clínico, pruebas neurológicas, y exámenes sobre síntomas y disfunciones sociolaborales. La entrevista junto con otros instrumentos del ámbito de la medicina tales como el TAC o los análisis genéticos también son válidos y útiles para el diagnóstico de la esquizofrenia.



Para su tratamiento, éste podemos contemplarlo desde diferentes vertientes, pero nos limitaremos a la social que es la que nos competa como profesionales de este terreno. La aceptación de la enfermedad se antoja fundamental, y en ello influye la estigmación social, que puede derivar incluso en la ocultación de la enfermedad, no solo desde la perspectiva personal sino también familiar. Vivimos en un mundo donde es patente la importancia que otorgamos al “qué dirán” y ello, en este caso, puede dificultar el tratamiento de la persona, pues, el atajar el problema en sus inicios es fundamental para cualquier intervención, pero más si cabe, en este ámbito.



La figura del educador social ha de estar visible y notaria en este terreno, pero sin embargo, éste no es contemplado en nuestra comunidad. Personalmente lo considero un grave retraso ya que es mucho lo que esta figura profesional tiene que aportar. Es obvio que la representación médica ha de estar presente, pero no olvidemos que es una enfermedad que incide y repercute en otros aspectos de la vida, como el social y, entre ellos el perfil profesional del el educador social es válido para atender esta problemática. Las terapias, la respuesta a estímulos han de ser continua, del mismo modo que también es conveniente realizar seguimientos individualizados de los pacientes. La necesidad del trabajo interdisciplinar parece palpable y bien se haría en incorporar en salud mental a los educadores sociales.



Personalmente, propondré una lista de funciones que este profesional podría realizar en este ámbito, apoyándome también en las consideraciones de Manuel Franco, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Zamora y otras fuentes bibliográficas:




- Diagnosticar necesidades educativas.




- Acompañamiento en el proceso de rehabilitación




- Mediación entre el usuario y los servicios a los que puede el usuario acceder.




- Realización de actividades educativas encaminadas a la dinamización de la persona que padece la enfermedad.




- Realización de actividades de acogida en las diferentes instituciones.




- Elaboración, seguimiento y evaluación de proyectos educativos que se lleven a cabo con los usuarios en el contexto de la institución donde se realicen.




- Realización de entrevistas familiares y diagnóstico del entorno de la persona con enfermedad mental.




- Orientación individual y familiar.




- Potenciar en el individuo habilidades sociales.




- Desarrollar actividades de ocio y tiempo libre.




- Coordinación con diferentes servicios.




- Sensibilización social sobre las enfermedades mentales.




- Facilitar la inserción social y laboral de los usuarios.




- Formación laboral.




- Fomentar en el usuario destrezas y habilidades que les permite una mayor autonomía personal.



A continuación les proporcionaré un enlace donde podrán conocer el trabajo de una educadora social con un niño que padece psicosis infantil. Especialmente interesante porque comprende diferentes aspectos: nuestro lugar al tratar con estas personas, cómo ha de afrontarse una situación y ofrece algunas pincelas de su trabajo con el crío. Es de destacar cómo en una intervención no debemos intentar cambiar la percepción de la persona, pues este intento es vano, ante la evidencia de que ellos no distinguen la realidad de la ficción. El trabajo ha de centrarse en proporcionarles otras perspectivas, posibilidades que ni siquiera contemplan, esto es, ensancharles los límites de lo que su mente hasta entonces no abarcaba. También quisiera destacar del artículo la necesidades de hacer participes a las personas de todas las actuaciones que llevemos a cabo y que les afecta, del mismo modo que se debe fomentar la confianza para mayor eficacia de cualquier intervención que podamos realizar.



http://www.eduso.net/res/?b=5&c=44&n=130


En cuanto a los recursos que desde instituciones públicas se ofrecen, las compañeras señalaron que Andalucía es pionera en dicha oferta, y en ella podemos encontrar tanto aquellos referentes al ámbito más sanitario, como de apoyo social. Pese a ello “Diario de Sevilla” recoge en un artículo publicado en enero del presente año, el siguiente titular, “Las lagunas de la salud mental”. En él se pone en evidencia la escasez de recursos que se ofrecen para los enfermos mentales, especialmente los que revisten mayor gravedad, en los que, en ocasiones, la cárcel suele ser la única vía de solución ante los sucesivos brotes de violencia de los pacientes. Así, desde diferentes plataformas se insta a las instituciones públicas a proporcionar mayor asistencia a los enfermos mentales, concretados en mayor oferta de centros o tratamientos individualizados para éstos. De todo ello extraemos una lectura: avanzamos, sí, pero aún queda un largo camino por recorrer. Este lema, como han podido leer en alguna que otra entrada es el aspecto predominante en la mayor parte de los colectivos mostrados en esta asignatura, donde a pesar de que los avances son notorios, aún hay graves lagunas, deficiencias, que han atenderse.



http://www.diariodesevilla.es/article/sevilla/892989/las/lagunas/la/salud/mental.html



En conclusión, la exposición sobre esta temática ha resultado interesantísima y ciertamente ha despertado en mí el interés en conocer más sobre este colectivo. Su propuesta de la Comunidad Terapéutica Santa Clara, que es mixta, sin límites de edad y dependiente de SAS, nos trasladó a una realidad más práctica. Ésta, al igual que otras comunidades terapéuticas en las cuales se fomenta la recuperación médica y social son las que han sustituidos en cierto modo a los antiguos manicomios, en los cuales una vez insertos, las personas se destinaban a pasar allí el resto de tus días. La diferencia, como comprobarán es significativa. Les dejo un enlace que habla sobre ello y un video-documental donde se recoge algunas de las actividades que allí se desarrollan.

http://www.diariodesevilla.es/article/salud/517019/comunidades/terapeuticas/espacios/para/la/integracion.html





Pondré punto y final a través de un video interesantísimo, “Los rostros de la enfermedad mental”. En él se abarcan diferentes aspectos que atañen a la temática que en esta entrada se ha trabajado. La estigmación del colectivo, las opiniones de los familiares, profesionales, usuarios… Con ello me despido y finalizo el presente escrito.









OTRAS FUENTES BIBLIOGRÁFICAS UTILIZADAS:


http://www.elmundo.es/elmundosalud/especiales/2005/09/psiquiatria/esquizofrenia/tratamiento_farmacologico.html


http://www.elpais.com/articulo/sociedad/crisis/economica/afectara/salud/mental/elpepusoc/20081010elpepusoc_1/Tes


http://www.eduso.net/res/?b=5&c=42&n=124

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