sábado, 2 de abril de 2011

SEMINARIO: PROGRAMA DE TRATAMIENTO FAMILIAR (PTF)


El pasado lunes 21 de marzo tuvo lugar otro de los seminarios pertenecientes a esta asignatura. La temática tratada fue los Programas de Tratamiento Familiar (PTF) que pondrá fin al ciclo de intervención con infancia y familia que ha copado protagonismo desde que comenzamos allá por el mes de octubre. Contamos con la presencia de una profesional de un Equipo de Tratamiento Familiar (ETF) que amablemente nos explicó el funcionamiento del mismo, así como respondió a todas y cada una de las preguntas que se le plantearon.


Para comenzar quisiera realizar una pequeña aproximación a los PTF, resaltando primeramente su ubicación. Los servicios sociales presentan dos niveles de actuación: el primario, que constituyen la estructura básica del Sistema Público de Servicios Sociales, siendo su finalidad el logro de unas mejores condiciones de vida para el pleno desarrollo de los individuos y de los grupos en que se integran, mediante una atención integrada y polivalente; el segundo, el secundario o especializado que son aquellos que se dirigen hacia determinados sectores de la población que, por sus condiciones o circunstancias, necesitan de una atención específica, y se estructurarán territorialmente de acuerdo con las necesidades y características de cada uno de ellos. Es en este último donde se insertan los PTF, y más en concreto responde a la vertiente específica de la infancia y familia. A él por tanto, se acude por derivación, pero ¿de dónde? Pues básicamente de los servicios sociales comunitarios o de Servicios de Protección de Menores.


La legislación que les atañe es la siguiente:


· Constitución de 1978.


· Ley Orgánica 1/1996 de Protección Jurídica del menor.


· Ley 2/1988 de Servicios Sociales de Andalucía.


· Ley 1/1998 de los derechos y de la atención al menor.


¿Cuáles son las metas que persiguen? En este sentido, la ponente señaló tres: potenciar que las familias proporcionen a los menores un entorno social saludable que garantice su desarrollo integral, preservar la integridad de las familias evitando la separación del menor y conseguir el máximo número de casos para realizar la reunificación familiar si se ha valorado que es la mejor alternativa. Los siguientes párrafos tratarán de reflexionar estas líneas, matizando aspectos que de ella pueden derivarse.


Dado que este es el último de los seminarios que ha tratado la misma temática, quizás en cierto modo pueda resultar reiterativo, pero no con ello carente de importancia lo que voy a decir: La familia. Que importante pilar en la socialización del individuo que en caso de carencias en ella, la estabilidad de aquel que en su seno se educa corre cierto peligro de derrumbe. No obstante, no solo su inexistencia conlleva tal situación, sino que también los valores, comportamientos que en ella se practiquen pueden significar aprendizajes en el niño/a que no están acordes a lo socialmente aceptado. Esto es, los menores pueden ser testigos de violencia de género, alcoholismo o drogadicción, y en ello puede incidir en un futuro la transmisión de estos roles. ¿Qué hacer pues?


Esa es precisamente la misión de los profesionales que trabajan en los ETF, estudiar, valorar y trabajar con estas familias que, a pesar de todo, no siempre se muestran receptivas ante su presencia. Esto es importante tener en cuenta. Ya decía a comienzos de curso que debemos aprender a tener el NO por respuesta cuando tratamos de intervenir con alguna persona, grupo o comunidad. El empeño, las habilidades y destrezas que se muestren para tratar de reconducir la situación facilitarán en cierto modo el trabajo que pueda llevarse a cabo. Pero no olvidemos que no podemos imponer nada, pues en caso de que la familia en cuestión decida interrumpir voluntariamente toda actuación es totalmente respetable, es más, incluso ello posibilitaría que los esfuerzos se pudieran destinar a otras que muestren empeño en dar un viraje en el rumbo de su vida. Dicho esto, ¿Qué hacer en casos como el primero de los descrito? pues recordemos que hay menores en ella. Difícil y ardua tarea de unos profesionales (educadores sociales, trabajadores sociales y psicólogos) que han de tomar decisiones que requieren de un pormenorizado estudio y diagnóstico en el que la seguridad del menor ha de primar frente a cualquier otro elemento. Con ello también abarcamos la opción de la retirada del menor de su familia, que a veces se convierte en la única que se puede contemplar.


¿Se actúa, entonces en contra de las metas que los PTF se plantean? NO. Sus objetivos van encaminados a posibilitar en la medida de los posible la permanencia de los niños/as con sus familias, pero como ya comento, la seguridad de éstos es prioritaria y si esto no está asegurado o incluso el tratamiento con las familias, una vez un tiempo considerable no tiene tintes de pronta solución, la retirada es una medida que los profesiones del sector se han de plantear en numerosas ocasiones. Ante este hecho también quisiera resaltar el trabajo interdisciplinar que ha de efectuarse y dónde han de considerarse las posturas de todos los miembros del equipo, de modo que la decisión final sea algo consensuado y estudiado al más mínimo detalle. Dura decisión, sí, pero a veces (o en muchas ocasiones) tendremos que ser nosotros, los profesiones de lo social, los que guiemos los pasos de un menor, evidentemente siempre buscando su bienestar y posibilitando un ambiente más saludable y propenso para su normal desarrollo.


Quisiera hacer un in pass en lo hasta ahora trabajado para mostrar mis impresiones antes esta cuestión, que de nuevo volvió a aparecer durante este seminario. Se le interrogó a la ponente sobre cómo afrontar este lance. Respondió que, a pesar de haber tenido que tomar decisiones de este calibre, ello no le repercutió personalmente ya que piensa ha actuado por el bien del menor y acorde a la ética de su profesión. No obstante, comenta que las primeras fueron más duras que las sucesivas ya que la experiencia supone afrontar con mayor fortaleza esta realidad. Este tema me causa en ocasiones muchos quebraderos de cabeza, pues pienso que el desgaste psíquico ha de ser brutal si no se está lo suficientemente preparado para ello, pudiendo incidir en nuestra vida personal. Opino que ante cualquier caso como los señalados, una vez estudiada, valorada y elegida (por el conjunto de miembros del equipo) la medida que consideremos oportuna, debemos concienciarnos de que la decisión ha sido la acertada y que de todas las opciones esa era la más adecuada, puesto que de lo contrario, estaríamos en un continuo sin vivir, cavilando y cuestionándonos en qué hubiera pasado si… o cualquier conjeturas de esta tesitura. Ello nos puede ser perjudicial para nuestra salud e incluso llegar al punto de influirnos en cualquier otro tratamiento de intervención que pudiéramos realizar. Por ello, reitero la preparación psicológica ha de ser lo suficiente como para no trasladar la problemas profesionales a la vida personal. Aún no dispongo de experiencias profesionales, por lo que supongo que como todo en la vida, la experiencia jugará un papel importante, al menos esa es también la versión de aquellos que, como la ponente, ya cuentan con una gran trayectoria en este campo.


Para las familias también es un duro trance recibir la noticia, pero por ello considero esencial que todo trabajo que se realice y todos los apuntes que se aporten han de ser debidamente comentadas a éstas, trasladándoles igualmente cualquier incidencia habida o aspecto no trabajado. Utilizando esta táctica, pienso, afrontar cualquier decisión tomada resultará menos sorprendente y asimilativa que si ésta se produce de forma repentina.


Con esta pequeña reflexión enlazo las funciones que la ponente, como educadora social, desempeña en su puesto de trabajo. Entre ellos destacaba la autoreflexión y la autocrítica, algo en lo que absolutamente estoy de acuerdo ya que a pesar de que, como comento debemos considerar la opción que se adopte en un trabajo interdisciplinar como la más oportuna para no con ella desgastarnos psicológicamente, como puede ser el caso de retirada del menor, no obstante, paralelamente debemos hacer un ejercicio de reflexión personal en el que valoremos nuestras actuaciones personales (o grupales), de modo que podamos pulir posibles defectos y reforcemos los aspectos positivos. Ese es el camino para ser un buen profesional ya sea de la vertiente educativa, social o sanitaria.


Retomando el tema y lo deparado durante el seminario, destacar que actualmente este servicio está saturado dado que los avances que se producen y que se avecinan en la sociedad está provocando que acudan en masas familias buscando el asesoramiento, el tratamiento de unos profesionales cualificados para ello. Así, las separaciones, la monomarentalidad, la violencia de género y la actual situación socioeconómica son factores que inciden en las familias actuales. Entre algunas de las actuaciones destacar:


· Mitigar los factores de riesgo para evitar la separación del menor y la menor de


su familia


· Capacitar a la familia para dar una correcta atención a sus hijos e hijas evitando


cualquier conducta negligente o maltratante y garantizando su seguridad e


integridad personal.


· Lograr que la familia funcione de manera autónoma y adecuada y que los y las


menores estén correctamente atendidos


· Proporcionar a las familias las habilidades y/o recursos técnicos necesarios para


superar la situación de crisis que dio lugar a la separación.


Fuente: temario “Servicios Sociales Básico y Especializados”.


Un elemento que no quisiera olvidar y que merece especial atención es el genograma. Esta herramienta es especialmente útil para los profesionales que trabajan en este sector ya que de forma gráfica permite visualizar el pasado y presente de la persona o familia objeto de intervención. Esta formidable técnica debe ser conocida por aquellos que realicen tareas en este terreno social, ya que en ocasiones nos facilita el diagnóstico de un problema actual, así como entresijos que serían difíciles de captar si nos empeñamos en hacerlo a simple vista.


El secreto profesional también fue otro de los puntos objeto de debate. Y es que muchas son las perspectivas que pueden ofrecerse en este sentido. En ocasiones se tiende a guardar meticulosamente la confidencialidad de los temas tratados, algo que el código deontológico de ambas profesiones (educador social y trabajador social) así lo determina. Sin embargo, a veces nos vemos en la necesidad de derivar un caso a otro profesional, por lo que de no revelar datos, quizás nuestro compañero/a (o colega de profesión, como suele decirse) tenga que empezar desde cero, ¿hasta qué punto es lícito guardar este secreto profesional? Por un lado, facilitaríamos la labor de aquel al que ha sido destinado el caso ya que los tiempos se reducirían y puede que las posibles vías de trabajo se pongan en marchas con más antelación; en el otro, estaríamos siendo “excesivamente·” fieles a este principio. Ambas posicionamiento son totalmente respetables, sin embargo, personalmente me decanto por el primero de los planteamientos ya que con ello no se violaría ningún derecho del usuario (o como quieran llamarlo) ya que toda información que se traslade tiene fines únicamente profesionales, y si con ello beneficiamos el proceso, bienvenido sea. Igualmente cabría la posibilidad de impedir que el destinario/a de la intervención tenga que describir innecesariamente situaciones que puedan resultarles dolorosas.



Como conclusión, y al igual que el resto de seminarios relativos a esta asignatura, todos ellos han sido de gran interés y provecho. Personalmente, el colectivo de infancia no lo contemplaba como uno de los prioritarios con los cuales desearía desempeñar mi labor en un futuro. No obstante, ello no impide que sienta la curiosidad y la necesidad de conocer sobre ello pues, no descarto (al igual que ningún otro) en un futuro mi inserción en este terreno. Es más, la realización de estos seminarios ha despertado mi interés en ello. A pesar de todo, una sesión más sobre este tema hubiera sido excesivamente repetitiva, por lo que espero que ahora las experiencias de profesionales de otros ámbitos cumplan mis expectativas al igual que éstos lo hicieron. Y por qué no, que al menos uno gire de acuerdo a alguno de los colectivos con los cuales desearía trabajar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario