viernes, 5 de noviembre de 2010

SESIÓN 28/10/2010






Durante la pasada clase del día 28 de octubre estuvimos comentando las claves y aspectos que debían tenerse en cuenta para el diseño del proyecto que durante el segundo cuatrimestre debemos exponer. Para ello, la profesora postuló los diferentes colectivos con los cuales trabajar, así como que para la próxima sesión debíamos de tener claro la formación de grupos y los colectivos con los que desearíamos tratar. De modo que, puesto que no es tarea específica de este día procederé a comentarla en próximas entradas.



Como viene siendo habitual, el debate se convirtió en el eje sobre el que giró la clase. El análisis de casos era el asunto a tratar y para ello vimos el programa emitido por Informe Semanal del canal TVE y titulado “Gitanos de la Unión”. Sin más preámbulos, comenzaré a comentar, reflexionar y matizar aspectos claves y relacionados con el mismo. De igual modo, también se irán respondiendo las preguntas que inicialmente se propusieron y que suponen también una guía para la elaboración del comentario siguiente.



Primeramente señalar que todo el debate actual es una respuesta y reacción a las medidas llevadas a cabo por el gobierno francés de Nicolás Sarkozy. La problemática pues a la que nos enfrentamos no es más que la situación actual que vive el colectivo gitano rumano, en un mundo de marginación donde las condiciones infrahumanas son patentes. La masiva entrada de inmigrantes rumanos, así como las predicciones futuras de llegada de mayores flujos de personas, suponen el temor de gran sector de la población, recelosos de la actitud de este colectivo.



La descripción del colectivo en cuestión es muy clara y sencilla. Se trata de sectores de población con unos niveles escasísimos de recursos económicos, por lo general, escaso nivel educativo y cuyo núcleo familiar se compone de numerosos miembros. Viven en chabolas a las afueras de las grandes urbes e incluso en terrenos periféricos de cualquier pueblo o ciudad. Además, no cuentan con un puesto de trabajo que les reporte ingresos económicos y sus redes sociales brillan por su ausencia. En definitiva, en ellos se encuentran todos los factores que acarrean la exclusión social: económicos, laborales, residenciales, relacionales o educativas y culturales.



Solo el conocer el perfil de este colectivo ya supone el rechazo de un sector no poco numeroso de población, pero ¿a qué se debe este hecho? La respuesta es básicamente como consecuencia de los estereotipos, y los medios de comunicación o mass media tienen gran culpa de ello. La imagen distorsionada que se ofrece sobre ciertos colectivos de población, en especial de los inmigrantes, suponen un arma de doble filón para una sociedad que le otorga un enorme valor a lo que desde los medios se nos ofrece.



El video sobre el que gira esta reflexión muestra también la otra cara de la situación, esto es, no solo se centran en filmar la cara más visible, sino que también muestra la cara “B”, la oculta, la que en ocasiones se obvia, pero que tiene un tremendo trabajo de esfuerzo y dedicación. Son personas del ámbito de lo social, profesionales e incluso voluntarios que no dudan en acercarse a la realidad para tratar de ayudar, asesorar, reeducar al colectivo que el video representa. Además la importancia de estas personas también es vital, puesto que en sus manos posiblemente se encuentra las claves de que la situación no vaya a más. Las posibles consecuencias de esta situación no son más que el empeoramiento del clima social. Si no se ponen remedios, nos encontraremos ante una serie de conflictos que no harán más que aumentar los brotes de xenofobia en la sociedad como fruto de malas experiencias de convivencias.



Las medidas que se pueden llevar a cabo son muy diversas y variopintas. El video, por un lado, muestra cómo familias gitanas rumanas se han integrado correctamente en la sociedad, pero también a aquellas que tratan de hacerlo, como los que incitan a sus hijos a ir a la escuela montándolos en el autobús que los llevará hasta la misma. ¿Por qué no llevar a cabo cursos donde los “integrados” aconsejen, asesoren a sus paisanos mostrándoles los cauces para una buena integración? Como bien es sabido, son personas que llegan sin trabajo, quizás estas personas puedan ayudarles a encontrar alguno. Del mismo modo también es conocida los diferentes estilos de vida, qué mejor ayuda que la de aquellas personas que han pasado por la misma situación… aprender mediante el ejemplo. Por tanto, una medida sería, por ejemplo, “Talleres de compartición de experiencias”.



Otras posibles medidas pueden ser talleres de aprendizaje de idiomas (en este caso del español) u otros que impartan modos de vida saludables (educación para la ciudadanía, educación para la salud). Estas medidas podrían acompañarse de otras de tipo más social como por ejemplo el alojamiento temporal en zonas normalizadas de la población (agrupamientos por familias en diferentes distritos de la ciudad) donde tratarán de solventar los pormenores del día a día con revisiones periódicas de un trabajador social. El tiempo de mantenimiento de la residencia en cuestión sería hasta la consecución de un trabajo con el cual subsistir. Dentro de este “contrato”, debería figurar una cláusula donde claramente se impongan una serie de pautas de convivencia que han de cumplirse, y para ello también se contará con la supervisión de un profesional.


Conjuntamente con esta medida se les debería informar cómo la educación es vital para salir de la situación, por ello es importante la escolarización de los niños. Sería el primer paso para una futura integración. Del mismo modo, la estancia de los niños en el colegio sería aprovechada para la impartición a los padres de diferentes cursos de formación profesional que supondría un aliciente más para la persona a la hora de conseguir un empleo.



Continuando con los aspectos meramente educativos llevar a cabo jornadas interculturales con el resto de población (“La otra mirada de la inmigración”, por ejemplo). La cuestión es no tratar de enjuiciar a la persona por el simple hecho de ser diferente, sino tratar de ofrecerle al menos, las mismas oportunidades que nosotros hemos gozado. Hace días, en el telediario, se ofreció un reportaje de un pueblo en el cual la población inmigrante había casi superado a la autóctona, y el clima que se respiraba era de auténtica comunión y tranquilidad vecinal. No puedo aportar documentación audiovisual dado que no he podido localizarlo en la web. No obstante, en cuanto lo encuentre, será subido a esta entrada.



En conclusión, debemos tener una mirada de acogimiento para la población inmigrante. Hechos aislados no deben suponer un borrón o tachón para un colectivo que lo componen miles de personas, por lo que no es conveniente generalizar, esto es, extender al resto del grupo la actuación de un miembro concreto (´criminalizar al colectivo´). Igual que hay personas en situación de desarraigo social, también los hay completamente integrados en la sociedad en la que vive (miren el siguiente enlace http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/02/espana/1288686730.html). Si todos tuviéramos esta última imagen, posiblemente, todo sería más fácil.







1 comentario:

  1. buen tono el de la entrada.
    Me gustan tus estrategias. Tambien se podrían montar talleres compartidos de "conoce tu ciudad" donde los ciudadanos pudieran conocer los lugares más importantes y perder el miedo a las instituciones (ayuntamientos, hospitales, colegios...) a la vez que aprenden a utilizar los recursos y las ventajas que les aporta pertenecer a una comunidad.

    Los niños son una pieza fundamental en las estrategias, ya que tienden a no prejuzgar y su curiosidad les lleva al gusto por todo lo nuevo. Montar talleres de anecdotas y cuentacuentos puede ser tambien un lugar idóneo para la mezcla de intereses y puesta en común.

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