lunes, 30 de mayo de 2011

EXPOSICIONES GRUPALES: ENTORNOS CARCELARIOS_ 18/05/2011 Y 25/05/2011

Las exposiciones grupales de esta asignatura están llegando a su fin y los entornos carcelarios han tenido su papel protagonista durante las últimas semanas. Dos han sido los grupos que han trabajado esta temática y es por ello por lo que realizaré una entrada conjunta que comprenda a ambas. Antes de adentrarme en las mismas, he de decir que me enfrenté a ellas desde el desconocimiento que ello me causa, ya que apenas tengo información de lo que en el mismo se realiza desde el punto de vista educativo.


La sociedad en sí alberga multitud de estereotipos y prejuicios sobre las cárceles y es en ella donde las compañeras hicieron hincapié al comienzo de la sesión. ¿Qué pensamos de una persona carcelaria? Fue su propuesta. Lo cierto es que éste se configura como un ámbito más de actuación por parte de los educadores sociales, puesto que para la reinserción social del preso/a es necesaria realizar una intervención social. Por tanto, es otro colectivo a tener en cuenta como objeto de intervención por parte de los profesionales ya mencionados y como tal se encuadra dentro de los parámetros de esta asignatura.


¿Qué puede decirse acerca de las cárceles? Por parte de las expositoras comentaron que se constituyen como modo de proteger a la sociedad de elementos peligrosos, disuaden a quienes pretendan quebrantar la ley, pero lo que más atañe a nuestra futura profesión es la reeducación para la reinserción social, haciendo especial referencia a la Ley 1/1979 de 26 de septiembre, cuyo artículo 1 señala, Las instituciones penitenciarias reguladas en la presente Ley tienen como fin primordial la reeducación y la reinserción social de los sentenciados a penas y medidas penales privativas de libertad, así como la retención y custodia de detenidos, presos y penados.


http://noticias.juridicas.com/base_datos/Penal/lo1-1979.tp.html


Principalmente el colectivo de personas presidiarias está formada en un 80 % por drogodependientes, y es en ello en lo cual se centró específicamente una de las exposiciones y que posteriormente describiré. También es destacada la presencia de personas inmigrantes y enfermos mentales. Algunas son las teorías que señalan la tendencia a desempeñar una conducta socialmente no aceptada y entre ellas podemos encontrar aquella que sugiere que hay cierta predisposición en la persona por incumplir la norma establecida (´asociación diferencial´).


Los principales problemas que podemos encontrar en los entornos carcelarios son la masificación, los robos, la violencia entre iguales o el tráfico de drogas. Con ésta última señalada enlazo con lo que algunas compañeras trabajaron, contando para ello con la figura de profesionales e incluso con personas que se encuentran insertos en este mundo o intentan salir de este mundo (drogadicción)


Como ya comento, gran parte de la población presidiaria lo es por motivos relacionados con las drogas, sujetos con unas características muy concretas: nivel socioeconómico medio-bajo, insuficiencia de conocimientos, principalmente varones y con niveles de estudio bajo. Las consecuencias que de ello se derivan son la inadaptación en su medio, la influencia en sus relaciones personales, alteraciones en la personalidad o el surgimiento constante de estados de ansiedad. Todas estas circunstancias conllevan la necesidad de intervenir educativamente con el individuo con el fin de reconducir su vida, darle una nueva orientación en el que se imponga un nuevo estilo de vida más saludable. En los centros penitenciarios prácticamente toda acción que pueda llevarse está muy condicionada y la masificación impide un buen tratamiento del usuario. Es en ello donde entra en juego el internamiento en las Comunidades Terapéuticas, medida dirigida a personas que padezcan anomalías o alteraciones psíquicas, dependencia a bebidas alcohólicas, drogas o sustancias psicotrópicas, o padezcan alteraciones graves de la percepción de la realidad y no puedan ser tratados en su entorno de forma ambulatoria. En estos centros se realizará una atención educativa especializada y un tratamiento específico tendentes a superar estos estados de dependencia o anomalías. Esta medida podrá aplicarse sola o como complemento de otra medida de las previstas en el catálogo.


Fuente: temario asignatura “Servicios Sociales Básicos y Especializados”.



Precisamente profesionales y usuarios de un centro de estas características asistieron el pasado miércoles a clase, invitados por las compañeras que exponían el tema. La directora del mismo en unas de sus intervenciones recogía que los usuarios no consideraban las drogas como el origen de todos sus problemas. Algunas de las actuaciones que llevan a cabo para tratar de reducir los efectos que ésta provoca son la medicación, y es por ello por lo que cuentan con profesionales que se dedican a estas funciones (área médica), del mismo modo que tambien es visible la existencia de otros que trabajan en otras áreas (social, psicológica, educativa y laboral)



La experiencia en el sector le otorga la posibilidad de mostrar sus impresiones sobre el funcionamiento de estos centros, a los cuales se accede ya sea personalmente por iniciativa propia o por derivación de centro penitenciarios, los cuales le permiten al preso el cumplimiento de condena en los mismos. La estancia en los mismos no suele sobrepasar los seis meses y por lo general tienen éxito las intervenciones que se llevan a cabo. No obstante, ello no siempre ocurre y en gran medida influye la falta de voluntad del usuario para tratar de superar la situación en la cual se encuentra.



A raíz de los testimonios de los tres usuarios del centro, lo cierto es que sí éstos así lo desean, el tratar de adaptar nuevos estilos de vida es posible, como así atestiguaron. Algo destacado también de sus aportaciones fue la consideración de que la cárcel no reinserta y que a pesar de los avances en los últimos tiempos, en los entornos carcelarios no se dan las condiciones suficientes para facilitar una reincorporación de la persona a la sociedad. Sí apuestan por la inserción en centros como en los que ellos se encuentran y sobre todo por la presencia de profesionales especialmente preparados y motivados para emprender acciones como las que en este ámbito se requieren.



Destacar también del testimonio de estas personas el carácter variopinto de los factores que conllevan la creación de una dependencia a alguna sustancia, como puede ser la cocaína o el alcohol. En gran parte de sus discursos manifestaron la sensación de soledad, de sujeto aislado del mundo en el que se veían inmersos. El debilitamiento e incluso la desaparición de la redes familiares les llevan a afrontar el mundo en solitario, apoderándose en ellos la desconfianza hacia aquel que intente prestarle su ayuda, sumiéndose constantemente en un continuo circulo vicioso, en el que mayormente, únicamente con el asesoramiento de profesionales, le permiten atajar un camino alternativo.



Otros centros citados a lo largo de las exposiciones son los Centros de Inserción Social (CIS), son establecimientos penitenciarios destinados al cumplimiento tanto de las penas privativas de libertad en régimen abierto como de las penas no privativas de libertad establecidas en la legislación vigente y cuya ejecución se atribuye a la Administración Penitenciaria. Así mismo, se realiza desde los CIS el seguimiento de los liberados condicionales. Su actividad va encaminada a facilitar la inserción social y familiar de los internos, contrarrestando los efectos nocivos del internamiento y favoreciendo los vínculos sociales. Para el cumplimiento de sus fines, los CIS cuentan con un equipo de profesionales que desarrollan la actividad penitenciaria y los programas de tratamiento destinados a favorecer la incorporación social de las personas que en ellos residen. Este equipo de profesionales se corresponde con una Relación de Puestos de Trabajo (RPT) específica para cada CIS



http://www.institucionpenitenciaria.es/web/portal/cumplimientoMedioAbierto/centrosInsercionSocial.html



En el siguiente enlace podrán conocer una de las actividades que se desarrollan en un centro penitenciario, orientadas a facilitar al preso su reinserción social.


http://www.elmundo.es/elmundo/2011/02/01/andalucia/1296591880.html



Otros temas de debate en la clase fue la posibilidad de que las madres presas con niños a su cargo puedan cumplir condena junto a sus hijos en la cárcel. Esta es la reglamentación que estudiamos el pasado año en “Servicios Sociales Básicos y Especializados”,


Atención a niños hijos de madres internas


La normativa penitenciaria vigente establece que las internas podrán tener en su compañía a los hijos que no hayan alcanzado los tres años de edad, siempre que acrediten debidamente su filiación.


En este sentido, el artículo 178 concreta que la Administración Penitenciaria dispondrá para los menores y sus madres de Unidades de Madres, unidades en las que existan especialistas de educación infantil, los menores tendrán cubierta la asistencia médica de un pediatra.


En concreto, la atención a los niños se agrupa en torno a tres ejes fundamentales:


- Educativo, potenciando la asistencia a las escuelas infantiles del propio centro y, para los niños de dos años, su escolarización en las escuelas infantiles de la red pública.


- Desarrollo integral atendiendo sus necesidades físicas, sanitarias y de todo tipo.


- Social que consiste en el conjunto de actuaciones encaminadas a compensar el déficit socio familiar y a prevenir e intervenir ante situaciones de riesgo para el menor.



Personalmente y teniendo en cuenta los diversos seminarios y temario de esta asignatura (referidos mayormente a infancia y familia), mi impresión al respecto es que se debe estudiar pormenorizadamente la situación para tomar una decisión. Es cierto que, como ya tantas veces se ha comentado, el apego del niño hacia sus padres es vital para un buen proceso de socialización de éste, pero, ¿es la cárcel un entorno favorable para ello? Sinceramente, lo dudo, es más, en su caso, el niño debe tener un seguimiento continuo y muy cercano, algo que no obstante, no estoy en disposición de asegurar dado mi desconocimiento de la realidad del tema. No obstante, mi postura va más allá de criar al niño en un entorno carcelario. Me posicionaría, en caso de que fuera posible, por optar por el acogimiento del menor en la familia extensa hasta que la madre cumpla condena. Ello se podría complementar con visitas periódicas del menor a su progenitora. De este modo no se romperían los lazos, vínculos entre ambos e igualmente el crio/a tendría la posibilidad de vivir en un entorno normalizado. Creo que ello beneficia considerablemente al menor en un intento de evitar que posibles episodios desagradables que pudieran ocurrir en la cárcel repercutan negativamente en su desarrollo. Al menos esa es mi impresión.



La última parte de esta entrada quisiera destinarla para describir las funciones e importancia que el educador social adquiere en este ámbito. Aunque ambas exposiciones han girado sobre la misma temática, no obstante, cada una de ellas ha señalado el perfil del educador social en dos sectores de actuación diferentes: en la propia cárcel y en centros alternativos a la misma, como ha sido la Comunidad Terapéutica ya citada. Vayamos pues por parte.



FUNCIONES DEL EDUCADOR/A SOCIAL EN CENTROS PENITENCIARIOS.



Las compañeras señalaron las siguientes:


- Coordinación y seguimiento de los presos en su última etapa de su condena.


- Expedientes personales.


- Trabajo con los grupos en los diversos temas.


- Función socializadora. “Desaprender lo aprendido”.



Para llevar a cabo estas funciones se requiere de:


· Escucha.


· Capacidad para saber lo que te están diciendo.


· Tener conocimientos de psicología.


· Capacidad de discernimiento.



Así, a simple vista parece el cartel informativo sobre un puesto de trabajo de este profesional aquí en este ámbito, pero nada más lejos de la realidad puesto que no existe ningún decreto que obligue a la existencia de éstos en centros penitenciarios (sí está presente el trabajador/a social). Parece difícil creer que para emprender labores de reinserción social no sea necesaria la existencia de un educador/a social, pero la realidad de esta profesión es tal. Muy poco reconocida y valorada, el hecho de que esté insuficientemente protegida provoca que otros perfiles profesionales puedan realizar sus funciones, aún sin la cualificación necesaria para ello.



A pesar de todo, es especialmente satisfactorio conocer el papel que por ejemplo, el educador social realiza en una Comunidad Terapéutica, como la que tuvimos la oportunidad de conocer.



FUNCIONES DEL EDUCADOR/A SOCIAL EN UNA COMUNIDAD TERAPÉUTICA.



En la misma, el educador social es casi la figura profesional más importante del centro. Sobre él gira básicamente el funcionamiento del mismo, y como comentó la directora, su despacho se encuentra en un lugar estratégico principalmente para destacar su importancia en el entorno del mismo, su columna vertebral. Pero no solo ello, cuantas palabras de agradecimiento para una persona que, a raíz de los comentarios hacia él se encuentra perfectamente capacitada para cumplir sus labores. “A veces pienso que como es posible que me paguen por el trabajo que hago” llegó a comentar en clara referencia a la satisfacción que le producía el desempeñar sus tareas.



En propias palabras del invitado sus funciones son elaboración de informes, sobre todo en horario de mañana, y la realización de actividades educativas. Esa son al menos las básicas ya que, según nos contó, toda propuesta imaginativa que se le ocurriese y que beneficiara a los usuarios, trataba de llevarla a la práctica.



Destacar también de su discurso la capacidad y flexibilidad de la cual ha de gozar este profesional. No se debe “encasillar” en unos parámetros, ha de estar abierto a cualquier propuesta, mostrarse cercano (imprescindible contar con la participación de los usuarios) y tratar de amoldarse a los cambios habidos en el grupo. Esas son al menos las cualidades que el mismo destacó y que como siempre destaco cuando un profesional en activo nos visita, trato de incorporarlos a esa mochila que llevaremos siempre a cuesta y que cada vez se encuentra más llena. No hay mejor recompensa que sentirse satisfecho con tu trabajo, que sepan valorarlo y que seas consciente de que con tu ayuda facilitas que una persona trate de salir de su actual situación.



Una vez analizado y reflexionado aquellos aspectos que a mi juicio me han resultado especialmente importantes destacar, a continuación expresaré mis conclusiones y opinión al respecto.


Como cualquier prejuicio o estereotipo que tengamos, ello no obedece más que a la falta de información que sobre un tema poseamos. En el caso de las prisiones no lo es menos. No olvidemos que a ella acuden aquellos que alguna vez han ido en contra de las normas y tras ser sancionados se encuentran allí. Precisamente de esta consideración se deriva también la percepción negativa que se tiende a tener de una persona que en alguna vez en su vida fue preso. Además, a ello se le suma el hecho de que, sobretodo los medios, siempre traten de mostrar la cara A de las cárceles y no la B la de aquellas personas que por determinadas circunstancias le ha acarreado su ingreso en prisión, pero que con ayuda de profesionales tratan de dar un vuelco a sus vidas.


Pero no olvidemos que no todos los delitos son de la misma magnitud. Entre los más graves los asesinatos; entre los menos, posibles hurtos o delitos leves. En muchas ocasiones con la inserción en centros penitenciarios de personas con pequeños delitos, éstos ven drásticamente mermada su vida, puesto que solo el hecho de ser preso provoca un fuerte estigma social e incluso puede verse influenciado por otros factores negativos del entorno carcelario. Por ello también soy partidario de la subdivisión de los módulos en la cárcel en función de la gravedad del delito. Es aquí donde también podría tener especialmente relevancia aquellos centros alternativos, como es el caso de la Comunidad Terapéutica. Eso sí, hablo únicamente de actos delictivos en grado leve, puesto que una persona cuya condena sobrepasa un número importante de años, como tal, merece su sanción, pudiendo llevar a cabo durante su correspondiente tiempo toda actividad oportuna para una futura reinserción social..


Es evidente que como futuro profesional de lo social, creo firmemente en la reinserción, pero tampoco he de olvidar que una persona que delinque merece su respectiva sanción, en mayor o menor magnitud en función de la gravedad de los actos cometidos, pero su recapacitación y reorientación a su modo de actuar requiere de una reflexión. Claro que una persona tiene derecho a una segunda oportunidad, es de justicia, pero recordemos que ésta lo es también para la víctima… que como tal, requiere que aquel cumpla su oportuno castigo.


También debemos comentar como se pretende que la sociedad crea en la reinserción de los presos ¿pero se efectúan medidas y actuaciones que haga creer en ello? Las personas tienden a crearse una opinión en función de los hechos, y éstos determinan que en un porcentaje alto las personas vuelven a delinquir una vez abandonada la prisión. Los datos son contundentes, no esperemos convencer a las personas con palabras, sino con hechos. Se urgen unas medidas determinadas, en caso contrario, en poco o nada va a cambiar la actual percepción social. Personalmente considero esencial un proceso de sensibilización social, pero no esperemos que el cambio sea de un día para otro, como proceso que es, conlleva un tiempo determinado para ello. Pero, reitero, también hay que demostrar esta postura (reinserción) con hechos, está visto y comprobado que los actuales medios no funcionan. Quizás las herramientas que se utilizan no sean las oportunas, se requieren pues cambios y la presencia de un número importante de profesionales es necesario para cubrir la atención de la población presa, pues es muchas ocasiones la escasez de éstos imposibilitan una atención individualizada de la persona o grupo. Incluso los invitados a clase señalaron como, a pesar de los avances, aún es muy difícil pensar que en los centros penitenciarios pueda facilitarse la reinserción social del individuo, principalmente por las causas ya descritas.


Pero claro nos encontramos con el problema de la masificación, por lo que quizás las directrices han de orientarse hacia otras actuaciones: la prevención, que se postula actualmente como la única solución al problema. Atajando los posibles problemas desde la raíz es como mejor podemos evitarlos, pero para ello se necesitan herramientas, técnicos, medios, intencionalidad… ¿se está dispuesto a destinar esfuerzos para ello?

domingo, 22 de mayo de 2011

UNA PROPUESTA INTERESANTE




De entre las sucesivas exposiciones grupales realizadas por los compañeros de clase para esta asignatura (y todavía faltan varias), ninguna ha tratado un colectivo que personalmente me es muy agradable y en el cual en un futuro próximo me gustaría trabajar como profesional de lo social. Por ello, esta entrada estará dedicada a ellos, una idea surgida a partir del visionado de un video que recogía una práctica que se está llevando a cabo en un centro de día y la cual me resultó muy interesante y fascinante. Me detendré en ella en las siguientes líneas.


Nuestra sociedad cada vez es más longeva, nuestra esperanza de vida ha aumentado considerablemente en los últimos tiempos y el grupo poblacional de personas que superan los 65 años copan un importante porcentaje de la población total, un hecho que entre otras consecuencias, provoca la inversión de la pirámide poblacional. En tiempos no muy lejanos, los más mayores del lugar eran considerados sujetos con sabiduría, experiencia y de la que había mucho que aprender. Sin embargo, la situación hoy en día se ha terciado enormemente y este colectivo ha pasado a ser uno de los muchos que se encuentran en serio riesgo de exclusión social, pues es la propia sociedad quien le relega a un papel minusvalorado y las apartan, considerando que ya no tienen nada que aportar.


Entre los numerosos factores de riesgo que presentan, uno de los más importantes y significativo, señalado incluso por las propias personas mayores, es la soledad, el no contar con nadie con quien compartir la última etapa de su vida. Algunos se ven abocados a acabar sus días en su propia casa, sin ningún tipo de contacto ni relación por parte de sus familiares; otros tratan de salir de los muros de su vivienda para insertarse en un centro en el que al menos, gozan de la compañía de otras personas que al fin y al cabo presentan sus mismos problemas. También es cierto que en algunas ocasiones algunas familias por las circunstancias de la vida (trabajos sobre todo) se ven en la necesidad de insertar a sus mayores en residencias para tratar de paliar la desatención que provocaría el no poder visitarlos día a día al estar residiendo en otros lugares. Todo ello provoca que la persona mayor se resigne y contemple el hecho de no poder contar con el aprecio de aquellos a los que un día les dieron la vida. Hay quienes incluso que, en estas condiciones (motivos laborales) hacen lo posible por pasar el mayor tiempo posible con sus progenitores; otros, desgraciadamente olvidan que es a ellos a quienes le deben su existencia y reniegan de su compañía.


Una unidad de día de un pueblo del Aljarafe sevillano se ha propuesto hacer frente a esta circunstancia en la que muchos mayores se ven inmersos. Así, su propuesta me parece de lo más interesante para paliar ese vacio emocional y sentimiento de soledad a la que muchos se enfrentan, y también para favorecer un contacto intergeneracional muy debilitado desde hace tiempo, y que ponen en evidencia la falta de interés de los sectores de menor edad por las más mayores del lugar. Esta actividad que están llevando a cabo supone el “apadrinamiento” por parte de los alumnos de cuarto de primaria de un centro escolar de la capital de Andalucía de una persona mayor de la citada unidad de día.


Los contactos están teniendo lugar periódicamente y los lazos que se están estableciendo entre ellos son los suficientes como para que, sobre todo, los mayores sientan el afecto y el cariño de los que muchos carecen. Igualmente los niños se sienten muy atraídos e interesados por la idea y los vínculos establecidos tienen tintes de ser duraderos en el tiempo a raíz de los testimonios de los protagonistas.


En el siguiente enlace que les presento podrán ver el reportaje que un programa de televisión ha realizado en el segundo de los encuentros entre estas personas. Es muy emotivo (le recomiendo que lo vean), cargado de gran ternura pero a la vez satisfacción al comprobar que se llevan a cabo iniciativas tan interesantes como éstas. Se ponen en contacto generaciones tan diversas, pero a la vez tan complementarias en el que seguro el aprendizaje será mútuo.


http://www.canalsuralacarta.es/television/video/presenta-juan-y-medio/2992/32 3 parte del video min 19.10


Os dejo también la noticia donde se habla de ello:


http://www.elcorreoweb.es/sevilla/121131/apadrina/abuelo


Para concluir les muestro una lista de funciones que el educador social podría realizar con el colectivo de personas mayores.



  • Reeducar las AVD (actividades de la vida diaria) hacia la autodependencia y el posterior mantenimiento.

  • Fomentar y utilizar herramientas de comunicación.

  • Fomentar actividades recreativas y sociales.

  • Favorecer el contacto con el entorno más cercano.

  • Promoción de la salud.

  • Facilitar la adquisición de hábitos de vida saludables.

  • Facilitar el contacto intergeneracional.

  • Fomentar el voluntariado en personas mayores.

  • Realizar cursos y actividades lúdicas.

  • Potenciar la dimensión relacional de la persona mayor.

  • Trabajar con los familiares, implicándoles en el trabajo con sus familiares.

  • Dinamizar al colectivo.

  • Trabajar conjuntamente con otros profesionales en equipos interdisciplinares.

Fuente:


http://www.eduso.net/res/?b=11&c=100&n=322


http://www.eduso.net/res/?b=11&c=100&n=314

http://salud.discapnet.es/Castellano/Salud/Salud%20Mayores/Recursos%20asistenciales/Profesionales_sector/Paginas/Educador%20social%20centros%20mayores.aspx

sábado, 21 de mayo de 2011

SEMINARIO: ADICCIÓN AL ALCOHOL.





El pasado miércoles 11 de mayo de 2011 tuvo lugar el quinto seminario de esta asignatura que trataba sobre la adicción al alcohol (alcoholismo). Para su impartición contamos con la presencia de la trabajadora social de la asociación ANCLAJE, declarada de utilidad pública. Su objetivo es la prevención del consumo abusivo de alcohol, así como la inserción de las personas alcohólicas en la sociedad.


El alcohol es una de las drogas socialmente aceptadas en la sociedad (la más antigua de nuestra cultura) y aunque muchos lo consideran una sustancia que ingieren con asiduidad, no por ello son dependientes de ella. ¿pero carece esta afirmación de fundamento y lógica? Lo cierto es que, en ocasiones, es difícil diferenciar entre adicción o no, puesto que para ello es necesario un estudio individualizado del caso. Comentaba en mi entrada referente a la exposición de adicciones la siguiente cuestión que quiero que recordéis, puesto que en algunos ocasiones ha de tenerse mucha delicadeza para detectar un caso de alcoholismo.


¿Qué es una adicción? Muchos presumiremos saber una cuestión que pese a su aparente evidencia, no lo es tal. Imaginemos, una persona que bebe frecuentemente alcohol ¿hasta qué punto es adictiva a ella? Piensen, mientras os traslado a otro caso con el que vamos a hacer comparación. Otro chico/a siente la necesidad de beber un trago de vino todos los días, pero en pequeñas cantidades, simplemente para aliviar su ansiedad. ¿Cuál de los casos puede considerarse una adicción al alcohol, el primero, el segundo o los dos? Difícil cuestión, ¿verdad? Situaciones tan diferentes como las mostradas pueden paradójicamente tener muchas coincidencias, y casos como estos encontrárnoslo día a día en nuestro desempeño profesional. El primero parece claro, pero ¿y el segundo? ¿Pensáis que sería objeto de intervención? La respuesta no es tan sencilla como para aventurarnos a contestarla. Quizás esa necesidad oculte un problema mayor; quizás no.


Es por ello necesario la explicación y delimitación de los siguientes términos:


· Uso: utilización de la sustancia sin ningún tipo de consecuencias negativas en ningún área del individuo.


· Abuso: uso que daña o amenaza dañar la salud física, mental o el bienestar social del individuo, el entorno o la sociedad.


· Dependencia: tomar una sustancia para obtener efectos agradables y placenteros, y coexiste con una incapacidad de controlar dicha ingesta, llegando incluso a sentir malestar si no se consume. Suele manifestarse y ser visible en la tolerancia del individuo hacia el alcohol, así como en el conocido síndrome de abstinencia. En el caso del primero el usuario necesita la cantidad más para conseguir el mismo efecto. A misma cantidad disminuye el efecto; en el caso del segundo, tras no consumirse la sustancia aparece un malestar general, fatiga,… que desaparece tras ser consumida. Por tanto, ambos son indicadores de la dependencia de la persona hacia el alcohol.


A pesar de que la parte “más visible” de la intervención en sí se produce cuando se presenta la dependencia, no olvidemos que el trabajo comienza antes, actuando en materia de prevención, como así contempla el Plan Andaluz sobre Drogas en sus diferentes áreas. Miren si no el siguiente enlace en el que se destaca el importante papel de la prevención, pues según algunos estudios el 47% de los que se iniciaron en el consumo de alcohol antes de los 14 años se volvieron dependientes de esta sustancia.


http://www.elmundo.es/elmundosalud/2006/07/05/neurociencia/1152121265.html


Fíjense además como “La visión de la Fundación de Ayuda a la drogadicción (FAD). Problemas de drogas, aquí y ahoraestablece que debemos revisar los modelos preventivos. El objetivo de la abstinencia total no debe ser excluyente y la prevención debe plantearse de forma compatible con algún tipo de consumo. Que se consuma menos, que el inicio se produzca más tarde, que se prolongue durante menos tiempo, que se haga con menos riesgo, que tenga menos importancia en la vida de las personas, etc., también deben ser objetivos preventivos.


Fuente: temario Servicios Sociales Básicos y Especializados.



La Ley 4/97 Prevención y asistencia en materia de drogas es una de las específicas en este ámbito, pues entre otras contiene el marco normativo que regula las medidas dirigidas a la prevención, atención, incorporación social y coordinación y participación. Destacar también el importante movimiento asociativo que trabaja esta temática.


Un aspecto novedoso que también me aportó el seminario, aunque ya habíamos tenido un primer contacto con la asignatura de “Educación para la salud”, es que el alcoholismo es una enfermedad crónica si nos atenemos a la definición que desde la OMS se ofrece para el concepto de “salud”, considerándolo como el estado de completo bienestar físico, mental y social; y no solamente la ausencia de enfermedad.


Pero, ¿por qué crónica, una vez superado los problemas no desaparece la misma? NO. Esta es una creencia muy extendida que, obviamente es falsa. Los siguientes indicadores darán una cierta consistencia a esta argumentación.


1.- Durante su fase activa, provoca deterioro en todas las áreas del individuo.


2.- No existe una curación como tal, sino una recuperación de ellas.


3.- En ocasiones es imposible la recuperación.


El desarrollo del seminario en sí fue eminentemente práctico, en el que la ponente contaba alguna de sus experiencias durante su trayectoria laboral, y más en concreto en el contexto de la asociación para la cual trabaja. A diferencia del resto de seminarios, fue una trabajadora social la invitada, destacándose entre sus funciones las siguientes:


- Atención terapéutica. Trabajan la deshabituación del usuario de su adicción al alcohol, tratando de implantar en él un nuevo estilo de vida más saludable.


- Relaciones institucionales. Son los agentes que movilizan recursos, se ponen en contacto con instituciones para determinados asuntos, se postulan como el nexo entre la misma y el usuario.


- Ejecución y seguimiento del programa que se lleve a cabo con el/los usuario/s.


- Búsqueda de recursos. Son los profesionales idóneos para llevar a cabo esta función.


- Elaboración de proyectos ya sea individualizados o grupales para intervenir con personas que padecen adicción al alcohol.



Como puede observarse y también venimos conociendo a lo largo de los diferentes cursos de esta titulación, el trabajador social desempeña funciones más asistencialistas en el ámbito social. Sin embargo, para no romper la tónica de lo que viene siendo habitual en los seminarios de esta asignatura, centraré también mis miradas en la figura del educador social que, a diferencia de aquel, realiza labores más educativas, más centradas en la prevención. Seguidamente mostraré una lista que, a mi juicio puede desempeñar este profesional con las personas alcohólicas, aunque sea muy escasa su presencia en asociaciones o instituciones que tratan esta temática:



- Impartir talleres de prevención.


- Ayuda y asesoramiento personal en la búsqueda de un nuevo estilo de vida más saludable.


- Labores de mediación entre la familia y el usuario, o entre la primera y la institución o asociación.


- Trabajo conjunto con el trabajador social, psicólogo, médico en materia de atención terapéutica.


- Tareas de sensibilización en centros educativos.


- Impartir talleres de consumo responsable.


No olvidemos que en esta enfermedad no solo sufre el paciente o usuario (en términos más social), sino que además su familia también juega un papel importante, puesto que ésta se postularía como un apoyo sobre el que sustentar una intervención. Pero también puede darse la posibilidad de que ésta sobrelleve la situación de una forma que en nada beneficiaria al usuario, lo que requeriría la intervención de los profesionales para tratar de dar solución al problema. Su inclusión en un grupo para familiares puede ser el primer paso ya que con ello se les concienciaría sobre la problemática, se adquirirían conocimientos generales sobre la adicción, del mismo modo que se proporcionarían pautas para motivar a iniciar tratamiento al posible paciente.


Además esta enfermedad acarrea otros problemas que de ella se derivan y el asesoramiento y apoyo que se efectúe desde diferentes instancias se postulan como necesarios. Es aquí donde copan una importancia destacada los agentes del tercer sector, los cuales, en muchas ocasiones se erigen como los únicos que proporcionan estas ayudas. Considero en este caso primordial la existencia de personas que hayan sido rehabilitadas, así como grupos de familiares de éstos, en un intento de postularse como un estímulo para el paciente y un asesoramiento para los que le rodean. Pienso, este es un recurso que ha de tenerse en cuenta en cualquier asociación que trabaje con personas drogodependientes.


Cabría también destacar algunos recursos institucionales que se ofrecen para los mismos destacándose en el ámbito andaluz, las Viviendas de apoyo a la reinserción que se definen como unidades de alojamiento y convivencia ubicadas en edificios o zonas de viviendas normalizadas destinadas a drogodependientes durante su proceso terapéutico. Constituyen un recurso idóneo para aquellas personas que carecen de un sistema de relaciones y de vinculación con el entorno y que han logrado una estabilización en su proceso. También merecen atención, los Centros de día que se definen como un espacio terapéutico en el que se realizan intervenciones socioeducativas en régimen abierto, complementarias a los programas asistenciales y encaminadas a favorecer la incorporación social de personas con problemas de drogodependencias y adicciones que se encuentran en un proceso terapéutico y desde donde se potencia la formación personal y prelaboral como elemento básico de integración en el entorno del individuo.


Fuente: temario “Servicios Sociales Básicos y Especializados”


En cuanto a programas podemos señalar Red de artesanos que concede ayudas a las personas que por falta de formación tienen dificultades para acceder a un empleo, facilitándoles la formación necesaria para el aprendizaje de un oficio dentro de un entorno laboral normalizado; también se encuentra el programa Arquímides, que convocan ayudas de carácter permanente para promover la contratación de drogodependientes.


A continuación, y para dar por concluido la entrada referente a este seminario propondré un caso hipotético de llegada a una asociación, como puede ser la que hemos tratado durante el presente seminario. Del mismo modo, elaboraré un posible itinerario a seguir con una persona que padece alcoholismo.


1. Acompañado de un informe médico, es derivado a la asociación un usuario ante un posible diagnóstico de alcoholismo. Por consejos que recibe decide ir acompañado de algunos de sus parientes más cercanos. Fija una cita para entrevistarse con el/la trabajadora social de la asociación.


2. Durante el día de citación, de nuevo acompañado por familiares, se le realiza una entrevista por parte de la trabajadora social en el cual se recogen sus datos personales, se efectúa una valoración situacional y un diagnóstico inicial. Deciden fijar otra citación para volver a conversar.


3. En la nuevo reunión, el usuario explica a la profesional sus problemas personales, la situación de su entorno etc. Posteriormente el/la trabajadora social explica el funcionamiento de la asociación y los posibles programas a los que puede acceder. Le comunica cuando debe volver.


4. Junto con otros profesionales tras tener conocimiento étos del caso, trabajan de forma interdisciplinar, elaborando un Plan de Atención Individualizado (PAI)


5. El usuario accede a un tratamiento de deshabituación, donde se incluye en un grupo de autoayuda y de psicoterapia. Mientras, sus familiares también se insertan en grupo de autoayuda familiar para tratar de afrontar la situación.


6. Los diferentes profesionales hacen un seguimiento pormenorizado del usuario en sus diferentes programas (cada uno en ámbito de actuación) y llevan a cabo reuniones periódicas para valorar la evolución del mismo.


7. Una vez el usuario se encuentra rehabilitado de su adicción, se sigue trabajando con el usuario proporcionándoles diferentes recursos a los que puede acceder para facilitar su reinserción social, sobre todo aquellos encaminados a su inserción laboral.


jueves, 5 de mayo de 2011

EXPOSICIÓN GRUPAL: INFANCIA Y ENFERMEDAD- AULAS HOSPITALARIAS_ 27/04/2011


Esta exposición realizada por Rafa, Mª Ángeles P., Esperanza R. y María Dolores se centró en la infancia y la enfermedad, adentrándonos en la realidad de las aulas hospitalarias. Y es que, en muchas ocasiones cuando alguien enferma y requiere de hospitalización, nos centramos únicamente en los aspectos médicos que les afecta, sin embargo, no atendemos a la vertiente más social y educativa, y su importancia durante el proceso de atención a la enfermedad resulta crucial. En este caso nos centraremos en la figura infantil y las repercusiones socioeducativas de la permanencia duradera de un menor entre los muros de un centro hospitalario.


Para comenzar se realizará una breve aproximación a diferentes términos relacionados con la temática de la exposición desarrollada y que precisan de su aclaración.



En primer lugar comentaremos a qué nos referimos cuando hablamos de infancia, que no es más que todo ser humano que aún no ha alcanzado la mayoría de edad. En esta concepción es necesario tener en cuenta la posibilidad de que se haya alcanzado la mayoría de edad a través de diferentes medios legales. Si fundamental es la delimitación de dicho concepto, no menos importante lo es el de salud y enfermedad, otros de los ejes principales de la misma exposición.



El término “salud” hace mención al estado de bienestar completo y donde no solo ha de contemplarse la factores sanitarios, sino también los sociales o ambientales. Esto es, por ejemplo, en una persona donde no se registra ninguna enfermedad, no tiene por qué decirse de que goza de un estado envidiable de salud, ya que en ella pueda estar incidiendo otros factores que les imposibilita estar saludable (por ejemplo, se siente desmoralizado y debilitado ante la repentina pérdida de un familiar cercano); cuando hablamos de enfermedad lo hacemos para referirnos a un estado de alteración de la salud como consecuencia de una afección.



El marco legislativo en el que se encuadran estas aulas hospitalarias responden a la Declaración de los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1959 y más en concreto al artículo 5, el cual establece: El niño física o mentalmente impedido o que sufra algún impedimento social debe recibir el tratamiento, la educación y el cuidado especiales que requiere su caso particular. También se alude a la Convención sobre los Derechos del Niño o el Plan Integral de Atención a la Infancia de Andalucía, si nos ajustamos a nuestro ámbito más próximo.





Cuando un menor pasa a insertar las listas de personas hospitalizadas muchos son los factores que en él van a incidir. Pero éstos únicamente no se centran en la propia persona enferma, sino que también afectan a su entorno más cercano, principalmente su familia. En ocasiones, y mayormente producido durante esta etapa, la hospitalización supone para el niño/a un shock emocional que puede tener serios riesgos si la estancia se prolonga durante un tiempo considerable. Esta situación no beneficia a una posible cura, evolución de la enfermedad por la cual se encuentra allí, algo que en caso de atenderse correctamente produciría el efecto inverso, esto es, podría ser beneficioso para el buen tratamiento de la dolencia que padece.Hablamos pues de un impacto físico, psiquicológico y social en la persona que se adentra en un hospital para ser tratado de cualquier deficiencia del organismo por la cual ha sido destinada al mismo. Es por ello necesaria, para éstos últimos aspectos la atención de un profesional adecuado que trate de reducir en cierto modo los niveles de estrés y ansiedad que en ellos puedan aparecer. Los trabajadores sociales o los psicólogos pueden ser algunas de las figuras profesionales que cabría la posibilidad de que actuasen.




Es algo obvio que el personal sanitario ha de intervenir en este, su terreno por excelencia, para atender a los pacientes. Sin embargo, esta actuación en cierto modo se antoja insuficiente y en la figura de un niño es más que patente. No olvidemos que hablamos de una etapa crucial en el desarrollo de una persona, y lo que en ella ocurra va a tener repercusiones en un futuro. Es un periodo de la vida en la que la imaginación se ha disparar, la creatividad, la interacción entre lo iguales, el aprendizaje de aquello que nos será útil en la vida… pero ¿qué ocurre si el niño/a solo se acostumbra a interactuar con personas adultas, donde no tenga la posibilidad de divertirse jugando, de no disfrutar en el parque como cada tarde hacen sus amigos o donde no tiene posibilidad de escuchar las explicaciones de un profesor? Es precisamente en estas áreas donde las aulas hospitalarias y las ciberaulas han de trabajar, tratando de seguir una línea lúdica, educativa e informativa en su trabajo con los más pequeños.





Para la atención de estos niños y niñas hospitalizados las Consejerías de Educación y de Salud mantienen vigente desde 1.988 un convenio de cooperación para la creación de Aulas Hospitalarias en los centros sanitarios de la Comunidad Autónoma de Andalucía, atendidas por docentes especializados.
Importante también el Decreto 167/2003, de 17 de junio, atendiendo especialmente al capítulo VI que es el que regula las Aulas Hospitalarias. Os dejo el enlace,



http://www.juntadeandalucia.es/compromisos20082012/archivos_repos/0/59.pdf



En la provincia de Sevilla podemos localizarlas en el Hospital Universitario Virgen Macarena, el Hospital Universitario Virgen del Valme y en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, ésta última foco de interés para la aplicación práctica de los compañeros que expusieron esta temática.





Los entendidos hablan de una pedagogía hospitalaria que trate a personas que, por sus circunstancias especiales necesitan de una atención específica en materia de educación. Se fines son: complementar la acción médica, enseñar contenidos en el contexto hospitalario, se trata de una derivación de la Educación Social y no solo atañe al tema escolar, sino también a la familia, las amistades. Pero los médicos no tienen la formación ni las competencias suficientes para hacer frente a todos estos aspectos… ¿Qué ocurre pues? Se hace necesaria la presencia de otras figuras profesionales, como los profesores, los docentes. También hemos citado ya a los trabajadores sociales y los psicólogos pero, ¿y los educadores sociales?





Está figura no existe en este ámbito, principalmente porque aún no está considerado este perfil como personal sanitario, algo de lo que sí puede presumir el trabajo social, la otra perspectiva de nuestra titulación. Esta ausencia no supone que no se requiera, pero principalmente sus competencias son asumidas por personal docente o voluntarios. ¿Qué funciones podría realizar en este contexto estos profesionales? Los compañeros propusieron algunas, que trataré de ampliar con otras que considere oportunas y necesarias realizar por éstos:





- Actividades para potenciar la integración del niño/a.



- Reincorporación en el centro escolar de origen.



- Estudio individual de cada menor (vertiente educativa)



- Coordinación del aula hospitalaria con el centro escolar de origen del menor.



- Seguimiento y evaluación de cada caso.



- Trabajo con las familias: información y educación.



- Fomentar actividades recreativas y lúdicas.



- Favorecer el contacto con su entorno más cercano: compañeros, familiares, vecinos, amigos…



- Mediación entre familias y escuelas, escuelas y aulas hospitalarias.



- Seguimiento de los casos en el supuesto de que se les concede un tiempo determinado de estancia en casa, previa a su posterior reincorporación al centro hospitalario.





Como se va describiendo a la largo de los párrafos anteriores es primordial que desde instituciones públicas se fomente la creación de aulas hospitalarias, como hemos visto con anterioridad con la Junta de Andalucía. Es un derecho que ha de atenderse, la hospitalización de un niño/a no ha de provocar un parón en su formación escolar, esto es no ha de producir desavenencias en su itinerario escolar. Pero no solo la formación es el aspecto a atender, sino también el recuperar, mantener los contactos, fomentar el surgimiento de nuevas amistades entre los propios hospitalizados de modo que compartan experiencias, juegos… haciendo lo posible por romper por lo monotonía y la visión perenne de “batas blancas” que recuerda incesantemente el lugar donde se encuentran. Las ciberaulas fueron otra de las herramientas que nuestros compañeros nos mostraron, que se convierte en una habitación diferente a las allí existentes y donde una vez insertos, los niños olvidan por momentos donde y por qué se encuentran allí. Las sonrisas, los juegos, las películas suponen un impass en la dura estancia en el hospital. Aunque ello no se destina únicamente a los pacientes, sino también a los padres, los cuales, sin duda, el ver esbozar a sus hijos una sonrisa es la mejor de las terapias para superar ese trance. Igualmente evaden sus mentes por momentos y se alejan temporalmente del contexto que les envuelve.





La ubicación de las aulas hospitalarias ha de estar visible y todos los miembros de la comunidad hospitalaria han de fijarse esta iniciativa como un aspecto más que va a beneficiar al bienestar del menor. Igualmente importante es la presencia de profesionales cualificados que conjuntamente han de trabajar para un único fin. En cuanto al papel del voluntariado, éste ha de ser complementario a la actividad del profesional, pero nunca sustituirla.







Se requiere una concienciación de todos ellos (comunidad hospitalaria) de que necesitamos de la colaboración de cada uno de los perfiles profesionales que allí trabajan. Solo así podrán hacerse las cosas correctamente, de nada sirve empecinarnos en nuestra propio punto de vista, sin escuchar si quiera lo que otros nos digan y que, sin duda, puede ser interesante. No olvidemos, y me reitero en ello que en la salud no solo inciden elementos sanitarios, sino también sociales… que se abra paso a estos profesionales de este ámbito que aquí también tienen su ubicación. Pero eso no supone relegarlo un papel meramente anecdótico, sino que esta incorporación ha de hacerse efectiva otorgándoles el lugar que le corresponda y teniéndose en cuenta como un elemento más de la comunidad hospitalaria. En otras palabras, se requiere que se le atribuyan las funciones específicas para las cuales son competentes. Ello no solo lo expreso desde el prisma de futuro profesional de lo social, sino también desde aquellos estudios que postulan la existencia de elementos sociales que repercuten en el estado de salud de la persona, y que como tal, han de tratarse.





Me despido con un video donde se relata la experiencia de un chico que acude a un aula hospitalaria.